martes, 20 de julio de 2010

Viaje Tai, 8º: Tubbing


Al día siguiente partimos, con no muchas ganas, pues aquel sitio era encantador, hacia un destino turístico típico de Laos, sobre todo entre los jóvenes, conocido como Vang Vieng. Fueron unos 90Km bastante tranquilitos y con unos paisajes montañosos y arrozales a los pies de estas montañas muy acogedores.

En Luangphrabang, David nos dijo que el sitio este al que íbamos era súper turístico por el tema del tubbing, pero que merecía la pena por que estaba en un enclave muy bonito. No nos desveló lo que era el tubbing para que lo viéramos nosotros, y que a pesar de ser una historia para el turisteo, él nos aconsejaba que lo hiciéramos.
En una de las guías que nos dejaron ojear los Holandeses vimos que había una guest house un tanto alternativa. En esta se cocinaban productos ecológicos cultivados en la huerta que tenían, enseñaban Inglés gratis a la gente del pueblo y te daban la opción de a cambio de ayudar tanto con el Inglés, en la huerta o restaurante,… de alojarte gratis. En casa de mis aitas llevo la huerta desde hace más de 8 años y siempre de un modo ecológico, y de echo durante un par de años me dediqué a la agricultura ecológica suministrando verdura a un grupo de consumo. De modo que a pesar de que el sitio tenía buena pinta me apetecía ver como gestionaban aquello así que ya teníamos decidido ir a la Eco Farm guest house.
Después de subir una de las pocas cuestas que afortunadamente tuvimos en esta jornada, en lo alto tomamos una desviación donde la carretera ya no estaba asfaltada para iniciar una bajada hacia una especie de desfiladero que se observaba a lo lejos. Al llegar a bajo, las montañas parecen que se te echan encima, pues comenzamos a ciclar a orillas de un río que con el paso de los años había creado como una especie de amplio cañón. Durante unos 15Km continuamos por esta pista pasando por pequeños poblados, hasta que el río se hace mas ancho y te encuentras con el pueblo de Vang Vieng, que es pequeño, pero que parece como un oasis dentro de esa zona montañosa. Se encuentra en un pequeño valle donde el agua del río se remansa un poco y el sol que se cuela entre las montañas rocosas y reflejado sobre las aguas crea un ambiente cálido y acogedor.
Encontramos la guest house que estaba un poco apartada del pueblo. El sitio estaba muy bien cuidado, con una estética muy lograda y encima con el río que pasaba por la terraza del restaurante. Llegamos bastante pronto, de modo que nos duchamos antes de ir a comer a esa terracita con mesas y bancos de madera cobijados por unos techos de bambú y paja y con el susurro del río amenizándote la comida.
En cuanto nos duchamos no pensábamos en otra cosa que ir a comer esa comida ecológica que verdaderamente estaba muy buena y cuyos batidos de frutas estaban de muerte. Pues bueno, nada mas sentarnos, que serían sobre las 3, para nuestro asombro, de repente empezó a sonar una música por todos aquellos altavoces de los que no nos habíamos percatado, a todo volumen y tipo tecno, que nos dejó a cuadros. Toda esa calma, ambiente encantador y Feng Sui que parecía tener esa estancia se perdió en aquel momento. Entonces nos enteramos que era la hora de la tarde del tubbing famoso. La gente que estaba tomando algo, que era mucha y todos bastante jóvenes, cosa que hasta entonces no habíamos visto, se empezó a aproximar a la orilla y a coger unos tubos neumáticos que iban trayendo. El tubbing consistía en montarte en una de esas cámaras neumáticas de camión que al hincharlas son esos donut enormes para montarte encima y flotar sobre el agua, y bajar ayudado por la corriente del río hasta el pueblo.
Aquel lugar ya me dejó bastante que desear, era un sitio más de aquel turístico lugar que hacía lo mismo que todas las guest houses de esa zona, musicota y juerga para los turistas. Pero ya que estaba allí y aconsejado por David que dijo que aunque sea, lo probara, le dije a Unai que me iba para el río. El estaba un poco cansado así que me dijo que descansaría un poco y que iría al pueblo a conectarse, donde nos encontraríamos cuando terminara de bajar el río.
No me apetecía pillarme un tubo de esos así que aprovechando mi maravillosa bolsa estanca de 5L que me compré en Tai, que tanto provecho la saqué, metí la ropa seca de recambio, el pasaporte, gafas y monedero y me tiré al río para bajarlo a nado ante la asombrosa mirada de todos los que estaban cogiendo el tubo.
Total que esto del tubbing, no era bajar el río con ese neumático por rápidos y corrientes fuertes como yo me esperaba. La gracia estaba en que cada 300m o menos habían mas puestos donde la música tecno sonaba a tope y numerosos guiris bailaban en las terrazas, pribaban, fumaban, jugaban en canchas de boley-playa,… Era un complejo de fiesta que bajando el río te ibas parando en aquellos bares o locales donde la gente igual llevaba de fiesta desde la mañana y donde el parking eran pequeños embarcaderos donde dejabas tu tubo. La verdad es que a mi no me va mucho la fiesta, pero he de reconocer que me gustó y me lo pasé bien. Era una manera diferente de salir de fiesta, durante el día y bajando el río. Cuando menos era curioso. Además jugué a boley, conocí a gente, me eché unos bailables y me tiré de numerosas tirolinas y toboganes que tenía cada establecimiento de estos, cada cual mas alto y divertido para acabar de chapuzón en el río.
Al final ya digo que resultó siendo muy divertido, aunque viendo las melopeas que se agarraba la gente, era un poco de inconscientes luego meterse al río con el tubo ese. De echo ya me dijeron que todos los años muere algún turista ahogado no por el río sino por causa de la borrachera.
Al final ya tenía ganas de llegar al pueblo, pues yo no iba con el tubo sino a nado y ya estaba bastante cansado y con fresquito ya que estaba atardeciendo. Por fin llegué al pueblo con bastante frío después de haberme hecho unos 3Km o más a nado y tras haber pedaleado todo el día. Me recorrí el pueblo, que no es muy grande, pasándome por todos los ciber que había para encontrar a mi compi y saludándome con bastante gente pues ya me conocían como el tipo que ha hecho tubbing pero sin tubbing!
Una vez encontrado a Unai, que había ido con su bici, nos fuimos a tomar un banana shake a una terracita a orillas del río, de la que recuerdo un atardecer maravilloso y alejado de ese ruido tecno característico de aquel río.
En nuestra guest house justo cuando estábamos saliendo de la ducha antes de ir a comer entraba un tipo jovencito que casualmente lo vimos dando una vuelta por el pueblo. Le saludamos y como estaba solo le dijimos a ver si quería cenar con nosotros. El chaval aceptó gratamente nuestra invitación y nos dirigimos a buscar un sitio optimo para cenar.
En este pueblo otra cosa muy típica es ver a toda la gente tirada en los sofás de los establecimientos delante de la tele donde están continuamente dando capítulos de la serie Friends o Urgencias. Era increíble, en todos los lados igual, como si fuera la primera vez que veían la tele. También es cierto que no en muchos sitios se puede ver la tele e igual si yo controlara tanto el Inglés pues me quedaría embobado como ellos, pero como no era el caso decidimos encontrar algún sitio mas hogareño. En el sitio donde decidimos cenar, que nos pareció curioso y familiar por la pareja que llevaba el establecimiento, casualmente pasaron por allí la pareja de la KTM(los alemanes de la moto). Se quedaron alucinados, pero ya estáis aquí, decían con asombro. Nos preguntaron a ver que tal estábamos por que las cuestas por las que pasaron (por donde fuimos nosotros) eran inmensas y eternas, y que se acordaron mucho de nosotros mientras las subían, pensando en las sudadas que nos agarraríamos en ellas. Total que de nuevo nos juntamos un grupo majo para cenar por estas casualidades que tan típicas estaban siendo en este viaje.
Decidimos quedarnos un día mas para descansar un poco el cuerpo. Unai se dedicó a la lectura, el reposo y a poner al día asuntos burocráticos que tenía que ir resolviendo por Internet. Ese día decidí ir con la bici a ver unas cuevas bastante chulas que hay por la zona. El caso es que dirigiéndome hacia el lugar donde se encontraban me encontré con David! Después de cómo no alucinar de nuevo con las casualidades y de unos abrazos me contó que salió al día siguiente tras nuestros pasos, preguntando si habían visto a un par de tipos con bicis. Ya sabía que estaríamos en Vang Vieng y esperaba que nos hubiéramos tomado unos días de relax. Le comenté donde nos hallábamos alojados y que Unai estaría por allí.
Las cuevas me encantaron. En una de ellas pasaba un río por dentro y en un punto te cogías un típico tubo de esos neumático y cruzabas la cueva sobre él hasta salir por el otro extremo. La verdad es que esta zona es preciosa, se trata de un lugar Cárstico con numerosas cuevas y galerías creadas por los ríos a través del tiempo y rodeada de una exuberante vegetación.
Hubo un momento curioso en el que de nuevo mi magnífica bolsa estanca cobró protagonismo. Resulta que para ir a una zona donde se encontraban otras cuevas, había que cruzar el río por un puente de troncos. En medio de éste, había un par de tipos como en una especie de casetita que al pasar junto a ello me dijeron que por pasar por ahí había que pagar X Kips (moneda de Laos). No sería mucho pero yo me negaba a pagar por todo como nos hacen en todos sitios por ser un guiri. Total que me dí la vuelta y metí la ropa en la bolsa estanca y me crucé a nado el río, que tampoco era nada del otro mundo, ante la sorpresa e incredulidad de los tipos que riéndose se acercaron donde mi para ver la bolsa aquella y haciéndome gestos de “joder que buen invento”. Al regresar de las cuevas y verme los tipos me hicieron un gesto de nadador como diciéndome “a nadar otra vez no??” Me hicieron tanta gracia que les di unos kips, pero no pasé por el puente porque con el calorcito que hacía la verdad un refresco sentaba de lo lindo.
Esa noche cenamos otra vez todos juntos, David, la pareja de la moto, el nuevo amigo Danés (que tan sólo tenía 19 años y andaba por ahí viajando un par de meses solo y pagado por sus padres, que por lo que dijo allí es muy normal pues lo consideran como una especie de proceso de maduración y apertura de mentalidad), Unai y yo. Esa noche nos despedimos de todos pues posiblemente ya no nos volveríamos a ver.
David, Unai y yo partimos a la mañana siguiente hacia Vientiane, la actual capital de Laos. Nos quedaban 3 días hasta llegar allí, donde nos separaríamos de David, quien pasaría para Tailandia y nosotros proseguiríamos nuestro plan de ir tirando hacia el sur para llegara Camboya.
Por cierto, os acordáis de los tipos franceses ,los de la bici que nos encontramos, que uno nos parecía el máquina por llevar 2 años en la bici y haberse cruzado África y que al otro no le hicimos mucho caso. Pues resultó que el más harto era el otro, nos contó David. El tipo llevaba en China recorridos 300Km del Mekong a NADO! Si, si, quiere hacerse el Mekong a nado, pero en esta ocasión le paró la policía China y como debe de estar prohibido le detuvieron. Y casualmente le contó al Inglés que se trataba del mismo tipo que le detuvo el año pasado cuando también lo estaba intentando. De modo que le extraditaron a Laos donde decidió acompañarle a este otro tipo en bici. Alucinante verdad? La de peña chalada que te puedes encontrar por el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario