martes, 20 de julio de 2010

Viaje Tai, Cap 11º: Preparada en Bolaban Plató


Llegué muy pronto a Paxé, justo para comerme un excelente plato de pasta que me supo a gloría y motivo por el cual cené de nuevo una también rica pizza 4 quesos que tanto me fascina y tan difícil de conseguir es aquí (el queso esta complicado encontrar y sobre todo Roquefort, que ésta tampoco lo tenía). Encontré un alojamiento muy tranquilo, barato y bonito a orillas del Mekong con un jardincito donde relajarme y leer un poco en las hamacas que tenían. Me dí después de la ducha de rigor, un paseo por el pueblo para sacar un poco dinero, informarme sobre el Bolaban Plató y mirar precios de alquiler de moto. Quería visitar esta zona en moto para descansar un poco las piernas y llegar antes a la frontera con Camboya pues el visado expiraría en 11 días.
Desayuné en un Hindú antes de ir a por la moto. No sé cómo pero me puse a hablar con una chica que estaba sola también desayunando. El caso es que estuvimos un rato hablando en inglés hasta que nos dimos cuenta que los dos sabíamos castellano. Ella era Italiana, pero llevaba 4 años trabajando en Madrid. El caso es que ella también quería ver el Bolaban Plató en moto pero le daban miedo conducirlas, de modo que le propuse para llevarla y así compartir gastos.
En 2 días nos recorrimos aquella zona que nos dejó impactados y que la recorrimos junto con una pareja Italo-Checa que conocí la noche antes de partir para esta zona y que nos encontramos en mitad del recorrido. Las cascadas impresionantes que hay por esta zona y su vegetación nos dejó maravillados, por no hablar de las pequeñas y coquetas guest houses que hay en los sitios mas bonitos, pero de las que no disfrutamos por el precio un pelin elevado que tenían.
Pero lo que sin duda realmente recuerdo mejor fue el primer día, lo que nos pasó en la segunda cascada que visitamos. El caso es que después de dar una vuelta por la zona de la cascada, nos fuimos a dar un baño en una zona donde el agua remansaba un poco junto con una Inglesa que conocimos allí. El baño fue súper gratificante, no sólo por lo refrescante sino por que aprovechamos un pequeño rápido que nos masajeaba fuertemente el cuello y espaldas. Cuando me salí del agua fui a coger las llaves de la moto, que tenía en el bolsillo trasero del bañador, para coger la bolsa, momento en el que me di cuenta que tenía un agujero!
Les comenté la preparada y me fui a deshacer el recorrido hecho por el bosque para ver si encontraba las llaves. Tras hacer de nuevo todo el sendero de arriba a bajo, comprobé que no estaban. Estaba desesperado porque era tarde para volver en moto con la Inglesa y que estuviera abierta la tienda de motos, por no decir de la putada que le hacía a la tipa. Si volvíamos haciendo dedo era una faena porque le fastidiaba el plan a la Italiana, Conchita, y yo no podría ir al día siguiente porque me tenía que marchar. Y por otra parte la pasta que tendría que pagar por haber perdido las llaves, pues ya tuve la mala experiencia del quad , así que ya me esperaba que otra vez tocaba sablada.
Llegué a donde estaban estas y les comenté que no las había encontrado. Ellas habían estado buscando por el agua y no vieron nada. Sólo me quedaba la esperanza de haberlas perdido en el agua y de encontrarlas. Pero donde me había estado dando los masajes con el agua era una zona de un fuerte rápido y que cubría hasta la cintura con lo que era imposible, pero lo tenía que intentar. Mientras estaba buscando, en una de las veces que saqué la cabeza del agua, ví que varios niños estaban alado mío imitándome, sacando y metiendo la cabeza dentro del agua como si fuera un juego y partiéndose la caja. Cosa que a mi también me apetecía, estar de tan buen humor, pero que al contrario, tenía una mala baba y desazón que me estaba matando.
En una de las palpadas por el suelo, en las que siempre me emocionaba al tocar algún palo, de repente saqué las llaves!! No me lo podía creer, lo menos estaba a unos 8 metros de donde me había bañado y milagrosamente tenía las llaves en mis manos!! No soy capaz de describir la alegría e incredulidad que tenía. Conchita y la Inglesa no salían tampoco de su asombro, pero más les fascinaba la emoción que desprendía yo!!
Después de esta pequeña liada ya no hubo ningún percance más y disfrutamos de este precioso oasis de montañas que hay en la llanura que recorre desde mitad de Laos hasta bien entrado en Camboya.
Al de dos días y según lo previsto me dirigí hacia Champasak. Se trata de una zona muy tranquila ya que tan sólo se puede acceder en un pequeño barco, porque el puente mas próximo está a bastantes kilómetros. De modo que en esta zona no hay mucho tránsito de vehículos. Además aquí se encuentra un antiguo templo budista, conocido por tener litografías y dibujos en las rocas del monte donde se encuentra y por estar integrado en la naturaleza que le rodea.
En la zona donde se coge el trasbordador me encontré con tres Ingleses que venían de Polonia con unas motos de la II Guerra Mundial. Eran súper chulas, muy retros, pero que les estaban haciendo la vida imposible a dos de ellos desde hacía unas semanas, por problemas mecánicos. Por suerte allí en Champasak encontraron un pequeño taller donde les dijeron que en un par de días tendrían las motos listas.
Nada mas llegar a la guest house elegida, como siempre lo primero fue comer un poco, pues el dueño me dijo que tenían también restaurante y que la comida, la hacía su mujer. Me pareció salado el tipo y la verdad es que allí probé uno de los mejores platos de comida de Laos , y encima tenían banana shake! La verdad es que el sitio era muy agradable, con buena comida, tranquilo y a orillas del Mekong, con unas vistas estupendas a una de las islas habitables que hay en este río.
Cuando me pasó lo de las llaves de la moto, era tal mi incredulidad que pensé que aquello no sólo era suerte, casualidad o como queramos llamarlo, sino que algo de divino tuvo que tomar parte en aquello, porque no os podéis hacer a la idea de lo imposible del asunto. El caso es que en aquel templo integrado en la naturaleza le hice una ofrenda floral a Buda a modo de agradecimiento, acompañado de unos inciensos cuya fragancia es completamente distinta de la que podamos comprar por aquí.

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